Necesito contarte un secreto:
Creo que no puedo hacerlo... y tengo miedo de estar en lo cierto.
Cambiar no es algo que uno se proponga, cambiar es algo que surge, simplemente sucede, y si yo hasta hoy no pude hacerlo en la manera que quiero, es porque definitivamente, todavía no me exprimí lo suficiente para dejarme atrás.
No tiene mucho sentido, pero estoy cansada de ir recolectando fracasos, de verme sujeta a la falta de disciplina... este debería ser uno de esos momentos que nuestros viejos siempre nos hacen imaginar de chicos, cuando nos obligan a hacer algo contra nuestra voluntad o cuando por el contrario nos lo prohíben, prometiéndonos que tarde o temprano va a llegar ese día en donde sepamos entenderlos y terminemos agradeciéndoles...
En mi caso particular, como siempre fui pendeja malaprendida, caprichosa, y por sobre todas las cosas sumamente rebelde y orgullosa, jamás dejé que esos episodios sucedieran durante mi crecimiento, y preferí caminar dándome contra cuanto muro se me apareciera enfrente.. claramente así quedé ¿no? Con un pasado lleno de golpes que hoy se traducen en un presente de cicatrices.
Y hoy es una madrugada más en la cual me arrepiento de haberme puesto el trajecito de superhéroe, y no haberme dejado domar por nadie, porque ahora me encuentro con que ni yo puedo dirigirme por mis propias riendas.
Ciertos conceptos están ahí, sólidos formando parte de mis cimientos, pero aunque son los más importantes, son pocos, y el resto de todos ellos van y vienen, y no encuentro la forma de seducirlos para que se queden.
Tengo iniciativa, pero jamás oí hablar de la constancia. Tengo un increíble problema con la costumbre, lo habitual y padezco de fobia al aburrimiento. Y cuanto más lo repito más me lo creo, la rutina me asesina. Las cosas me duran lo que tardo en conseguirlas, en cuanto son mías, el interés se disipa.
No se que hago acá hablando de generalidades, cuando son las cuatro de la mañana, tengo tres nombres distintos en la cabeza, un reclamo de conciencia por el parcial del sábado, y estoy muy desconcertada intentando entender por qué motivo, aun así no me preocupa, y me tientan más Sean Penn y Tim Robbins en Río Místico, que la idea de promocionar Cs Políticas.
Y me preocupan más los mails que nunca me contestaron, el despertador del celular que en las tres últimas mañanas no me pudo arrancar de la almohada, el regalo del día del padre, lo mucho que extraño a una de mis mejores amigas que no veo hace tres meses (sí, tres meses!), las quinientas setenta y cuatro sopitas quick light que me compré esta tarde, los borcegos que vi en Santa Fe y quiero!, lo tedioso que se volvió mi laburo y mi necesidad exasperante por CAMBIAR(lo) , los cientos de planes que le tengo preparado al mes de julio...
Dios! mi cabeza está llena de basura, en estos aspectos es en donde asoman los rasgos de mi edad, en lo estúpida, lo confiada, lo desinteresada, lo poco conciente y el tiempo malgastado.
Pero decime si no es maravilloso sentarme a enumerar todo lo que tengo incrustado en la cabeza y que salgan boludeces como las que acabo de plasmar, dignas de un ser humano, y no las tragedias que solía escribir algunos meses atrás...
Empecé diciendo que sospechaba que no podía cambiar... y me bastó con escupir los primeros diez pensamientos para entender cuan diferente soy hoy (Y sin embargo no estoy hablando necesariamente de haber progresado, al contrario, yo me agradaba más antes, pero el precio a pagar por ser tan diferente era nada menos que la felicidad, y no vale tanto distinguirse..).
Además de que me aburro con sensible facilidad, soy impulsiva, caprichosa, y me gustan las cosas abruptas, inmediatas, que respondan automáticamente a mis antojos. Pero lamentablemente la vida no fue diseñada teniendo en cuenta mi cabeza turbada, por lo que voy a esforzarme por adaptarme al rudimentario proceso de la naturaleza, y dejar que a su ritmo las cosas simplemente marchen.
Ya no estoy tan segura de lo que creo.