"Los hechos y/o personajes del siguiente Blog son ficticios, cualquier similitud con mi vida personal es pura coincidencia."



miércoles, 30 de junio de 2010

Bien ehh, muy bien!!

No me importa, no me importa, no me importa, no me importa, no me importa, no me importa, no me importa, no me importa, no me importa, no me importa, no me importa, no me importa...

Siiiiiiii, me importaaaaaaaaaaaaaaaaaaa !!!

 
Algo más me va a pasar? Algo puede salir peor?
Si obvio que si, pero me encanta exagerar.
Todo mal, chau.


Con que ganas ando de equivocarme feo...

Guilty. Not good enough.

Culpa. Creo que de todos los sentimientos miserables que me andan perturbando este es el que prima.

Por empezar, la madrugada pasada, habiendo dormido seis horas en setenta y dos (durante tres días) lejos de estar cansada, mi cabeza seguía haciéndose espacio para sufrir y hacerse cargo de toda la culpa. Seis de la mañana me despierto después de una tensa discusión con mi profesora de Sociedad y Estado acerca de la baja nota y mi respuesta desubicada a raíz de su equivocada recriminación por mis inasistencias, y no es la primera vez que pasa, en el primer parcial me pasó exactamente lo mismo, la noche siguiente me despierto también en plena madrugada gritando que el Plan Pinedo fue establecido en 1940, y que por ende no pertenece a la etapa del peronismo!! En fin boludeces mías. Pero el hecho está en la intranquilidad, en la exigencia, en el reproche por haber malgastado el tiempo quejándome y alargar la tortura.
Estuve tres semanas “encerrada” con las ganas reprimidas de hacer tantas cosas ¿Para qué? Para que ahora llegue un breve descanso hasta los finales, y yo me sienta tan culpable que vuelva a caer en los mismos errores de mi historia vieja, para que me autoboicotee, me reproche y no me permita disfrutar de nada porque simplemente creo que no me lo merezco.

Ahora viene esa parte en donde empiezo a postergar las cosas de nuevo, donde cancelo absolutamente todo, mi cama se vuelve mi santuario y ojala no me echen del laburo, porque sino desaparezco del mundo y me tragan las sábanas. O tal vez, por el contrario, en el peor de los casos, salgo disparando para el otro lado, y me reconcilio con la noche a la que tanto extraño, me refugio en el alcohol, y ya me encontraran alguna mañana caminando por Las Heras preguntándole a la vida por el gobierno de Alfonsin y por el fracaso y las consecuencias del Plan Austral… sí, hasta ese punto llega mi obsesión, enfermedad y estupidez. Y entonces me voy a descarrilar, me voy a ir al carajo concretamente, con el mismo fin: castigarme, castigarme y castigarme hasta que sienta que al menos parcialmente cumplí la condena que me autoimpongo para despejar de culpa mi conciencia.

Autoestima: menos doscientos cuarenta y ocho. Voy a necesitar un tiempito largo para perdonarme por esto, y por estar perdiendo el tiempo ahora mismo, descargando mi impotencia por ser tan mogólica y no querer cambiarlo, y por buscar soluciones en trasnochar con pelis y tiramisú... en hacer que mi vida se centre en la acumulación de pequeños sucesos (muy PELOTUDOS) precedidos por un signo menos. Y si las cosas van positivamente bien, siempre voy a encontrar la manera de darle la vuelta para que todo me reste, me haga sentir más chiquita en un mundo indomable, que se extiende por fuera de mi alcance.

Junio termina, otro mes más que desaparece de mi vida sin avisar, que se me escapa arrancándome la fuerza de voluntad, la iniciativa y mis ganas de cambiar, dejándome únicamente la nicotina y unos kilos de más.
… Y tengo miedo de seguir escribiendo, asique lo dejó acá. No quiero reconocerme como lo que fui, no quiero caer en la cuenta de que sigo siendo la misma y siempre lo voy a ser.
En definitiva, somos lo que creemos y lo que hacemos que los demás crean que somos. Hasta que no deje de ponerme de adorno los mil apodos denigrantes que me invento, no voy a empezar a sentirme mejor conmigo misma. Soy efectivamente lo que digo ser. Lo que yo piense de mí es la impresión que voy a dejarle al mundo. Ese desastre, con el que siempre tiendo a titularme, es lo que soy.

lunes, 28 de junio de 2010

Buscamos lo mismo

No es necesario que me mientas, para ninguno lo fue, no es condición para llegar a mi. ¿Para que crear falsas espectativas, ilusiones, probabilidades, alimentar la esperanza vacía... ? Decoremos la ficción, adornemosla y convenzamonos hasta llegar a creer en nuestros propios personajes, pero no cambiemos la historia, no insistamos, no hace falta, aunque lo necesite no es algo que ande buscando.
No mientas con palabras, que los hechos sólo se malentiendan para disfrutarlos aun más, pero no construyas promesas que se desmoronarán al tercer beso. No sostengas la mirada más de la cuenta, no vayas más allá del momento, no me interesan ni tu historia, ni tus proyectos, no indagues en los míos, ni quieras corroborar la validez de lo que digo.
No hables demas, que no hace falta, que me niego a escucharte, que no es necesario que me inventes un mundo para ganarte un espacio entre mis brazos. Tengo un libreto y sólo basta con que leas lo que pretendo oír, seas diferente durante el tiempo que te robe, y desaparezcas cuado yo lo haga.
No necesito que me cuentes un cuento, que te vistas de superhéroe o que pongas en práctica las habilidades de tu mirada, realmente no te esfuerces que no es necesario, que vos vas a conseguir lo que querés, mientras yo por mi parte no necesite más nada.

sábado, 26 de junio de 2010

Y así será ♪

Se que algún día voy a extrañar estas noches, en las que vuelvo a ser la misma de antes pero un poco menos triste. Noches que no terminan, noches de apuntes, café, chocolates, de distraerme fácil con la tele, el perro y tentarme por escribir para dejar un registro de que estuve, mientras todos dormían yo escuchaba.
Suena de fondo floricienta jaja, mientras me lloran los ojos y todavía no logro distinguir si por nostalgia o por el ardor de la luz del monitor que me incandila después de haber tenido un ojo tapadao durante todo el día. No se si estoy contenta o no debería, más bien a juzgar por lo mal que me está yendo en terminos generales, definitivamente tendría motivos como para no estarlo. Pero se que estoy a una mínima fuerza de voluntad de cambiarlo, y la condenada no aparece, porque me encanta esa adrenalina, esa desesperación y angustia barata que produce el descarrilamiento de los acontecimientos. Es excitante llevar las situaciones al límite y salvarlas en última instancia, he aquí mi fundamento del por qué estudio diez horas antes de rendir, porque si estudiaría dos semanas antes como buena ñoña que debería ser, le quitaría la gracia, el nerviosismo, y la futura sorpresa y alegría duplicada en el caso de salir limpiamente satisfactoria.
La vida es riquísima, pero a mi gusto le falta algo de sabor, y por eso hay que vivir condimentándola.
No estoy para metáforas, pero creo que me hago entender. Lo lineal aburre. Y con esto no estoy excusandome de todas las cagadas que me mando, por supuesto que no, muchas de ellas son errores no premeditados, pero crecí entre y sobre los mismos, por lo que aprendí a hacer de cada uno un escalón para seguir subiendo. No es que me sienta orgullosa ni mucho menos, más cuando se que hay muchos que llegan a la misma altura sin la necesidad de haber pasado o haber hecho lo que yo, pero bueno cada uno tiene sus tiempos y sus maneras, y mientras me den a elegir siempre voy a tender por torcerme casi naturalmente aunque no quiera.
Hoy ya sábado me siento al límite, al límite de todo lo que me propuse hace un tiempo y no conseguí, en parte por falta de iniciativa mía, y un poco también de culpa le corresponde a la mala fortuna. Pero el límite no está sobrepasado, nunca podría sobrepasarse, porque el tiempo para empezar está delimitado unicamente por la muerte... asique mientras viva tengo oportunidades de virar tod positivamente a mi favor. Pero si estoy al límite de la meta que me propuse personal e íntimamente. Creo que no puedo hacer bien dos cosas al mismo tiempo, hasta que no descarte la primera parte de la facultad, no voy a poder empezar conmigo... y relegué todo por el estudio, y hoy me encontré con que a la una y veinte todavía no había emepezado y ya me quedaban menos de veinte horas... Entonces, si salgo bien parada perfecto! (cosa que lamentablemente y con toda la angustia, impotencia y bronca hacia mi misma en mi pecho confieso que no sucederá) pero podría haber rellenado todo el tiempo que invertí en fanteasear con un futuro mejor, que no alcanzo por que nuna arranco, con justamente iniciativas, esfuerzos e ideas para cambiarlo.
Aca está la clara contradicción: yo, cuatro de la mañana, preocupada porque no llego, es más factible que me ponga a inventar la máquina del tiempo, a que me ponga las pilas y estudie en las pocas horas que me queden. Aca me ven, distrayéndome, escribiendo boludeces que ni yo leo, en vez de estar sentada estudiando. Y lo más triste es que si antes de que salga el sol, invento esa condenada máquina del tiempo, volvería las horas y hasta los días atrás las veces que fueran necesarias y aun así, siempre seguiría llegando a las cuatro de la mañana del día de hoy, teniendo leídos un capítulo y medio.
Soy así, ciertas cosas nunca van a cambiar y lo acepto, pero ahora el acertijo por resolver está en encontrar la forma de que continuando a mí manera pueda modificar el desencadenamiento de las situaciones para el beneficio propio.


En fin, quedan pocas horas para que amanezca, me fui a construir la máquina del tiempo.

viernes, 25 de junio de 2010

Contra vientos, mareas y contra el reloj.

Con menos de veinte horas, un ojo menos, conmocionada por el reciente despido, más mil dolores viejos del alma que andan de visitantes...
Imposible lo que me estás exigiendo Nat.
Yo por el momento no aprendí a hacer milagros, pero bueno, ando en eso.

Sospecho que la semana próxima sea muy similar a lo que fue esta, y muy similar también a lo que serán todas las de julio.

Cuando me niegue, insistime un poco, pero ando desesperanzada, sabiendo que necesito más de lo que puedo dar.
Y seguramente este fue un obstáculo más para ver hasta donde me puedo estirar... hasta que me parta al medio, no va a haber freno, sabelo.
Tengo muchos julios por delante seguramente, pero yo quiero que sea, especifica y necesariamente, este.

martes, 22 de junio de 2010

VAMOSSSSSSSS!!!!!!!!!!


Graciassss diosssssssss!!!



Jajaja y no es exactamente por el partido de Argentina.
Es que sin duda esta es la parte más feliz de cada mes :D

Keep your fingers crossed

De un segundo al otro ves cómo todas esas pavadas (y otras no tan pavas) que hasta ese instante se te presentaban como grandes problemas, pasan automáticamente a un segundo plano y se reducen a nada.
Que me importan los exámenes, la balanza, la falta de tiempo, las forreadas de mi jefe, etc.
Cosas cómo estas tienen que pasarme para caer en la cuenta de lo bien que estoy y lo mal que me hago...
Estoy hablando sólo de amenazas, de sospechas y simples probabilidades, pero cuando uno pierde la tranquilidad, ya no le queda más nada.

Que PELOTUDA que soy por favor!

domingo, 20 de junio de 2010

El arte de POSTERGAR las cosas

Siento que me va mal, que estoy lejos de lo que quisiera ser, que hago menos de lo que necesito, y que consigo muy poco.
Siempre, durante toda mi vida tuve esa sensación, esa insatisfacción interna, humillante y vergonzosa con tan solo sentirla dentro. Todo el tiempo manteniendo a mi cabeza adelantada un paso más adelante, sumergida en la fantasía del mañana, en lo que podría alcanzar en un futuro con un poco de esfuerzo… Y misteriosamente en todos mis años jamás me acerque siquiera a esos proyectos expectantes.
No obstante, sucede también que cuando miro fotos viejas, leo escritos de años anteriores o recuerdo momentos, vivencias, relaciones… las añoro, las extraño y me veo a mi misma mucho más alto de lo que estoy ahora. Es como si sintiera todo el tiempo que voy en un constante descenso, miro hacia atrás y me veo en un declive profundo, siempre más abajo que antes.
Sencillamente, no es posible que sea así como lo pienso o lo siento. Si bien si en muchísimos aspecto decaí mal, no puede ser posible que hace unas horitas cuando me colgué leyendo un escrito mío del veinte de enero de este año aprox. Sentí ganas de poder volver a esa época… o sea, hello?! Enero de este año, probablemente el peor mes de mi vida, ¿y yo acá ando extrañándolo?
Definitivamente no hay memoria para el dolor, y en cierto sentido eso es genial. Pero no puedo vivir despotricando de mi presente y hacer mil estrategias mentales para mantenerme fuera de foco temporalmente, y amagar entre adelantar años o atrasarlos. Esto es lo que tengo y es lo que siempre voy a tener. Y hasta que no aprenda a implementar la práctica de la constancia voy a permanecer estancada, mirando lo que podría haber hecho con el tiempo que perdí, y soñando lo que podría hacer mañana si a partir de hoy me propongo aprovecharlo como debería.
Vivo en la nada, en especulaciones, recuerdos. Vivo con las sensaciones de deseo y añoranza, todo el tiempo mirando al costado… ¿cuánto tiempo más me van a esperar todas las cosas que hoy tengo en frente? ¿Por qué no puedo ver nada de lo que tengo, ni apreciar nada de lo que soy, cuánto más me voy a seguir exigiendo si todavía no se ni quién soy? Soy una idiota deslumbrada por un montón de dudas, de comparaciones…
Aceptarme es lo primero. Intentar cambiar es un error, mejorar es lo que busco. El progreso tiene que ser un proceso constante, difícil, desapercibido, y eterno (hasta el final digamos).

Que de pelotudeces, pero me está yendo mal, y me siento tan culpable que me obligo a ser un ficus toda la semana. Hasta que no empiece a mejorar en mi vida en general, está prohibido disfrutar e intentar ser feliz (¿. Pensar que quizás empezar a estar mejor sería el inicio, o el empujoncito que estoy necesitando para mejorar en el resto de los aspectos… suena lógico no? Pero soy jodida, y a mí me gusta las cosas a mi manera y en el orden que se me antojen. Ta?
Entonces si a alguien(es) le parece, o sospecha que estoy POSTERGANDO, ciertas cosas.. He aquí mi infundada argumentación, no es por nada personal, ni particular, simplemente estoy en ‘off’ y por el momento no planeo apretar el otro botón…
Cuando me reinserte en el mundo de los vivos, voy a ir a buscar todas esas oportunidades que dejé relegadas, si están PERFECTO, si no… lo lamento, siempre habrá nuevas, o eso espero., si ahora no fueron por algo habrá sido. Este sin duda alguna, NO ES MI MOMENTO. Desaferrarme, despreocuparme, ubicarme, dejar de buscar, conseguir, aprovechar, esforzarme y dejarlo pasar, ahora sí… Empecemos.

sábado, 19 de junio de 2010

Six in the morning!

No tiene porque ser todo o nada, blanco o negro, de extremo a extremo. Paseemos un rato por entre medio, permitime adaptarme, volverme como quiero, perimitime esforzarme, que me cueste, fallar, caerme, pero si siempre vas a resignarte a acostumbrarte a vivir en el suelo... esa es la única enseñanza que vas a dejarme, y es lo que mañana voy a tender a repetir una y otra vez cuando las cosas se tornen difíciles. 
Dejame creer que cada día es el primero, que puedo empezar mil veces de nuevo. Aunque es sólo una vez que se empieza de cero, después, por más que falle y sienta que retrocedo, cada fracaso y la experiencia que este conlleva me deja inoxerablemente un paso más alejada del comienzo. 
Mientras te condenas por creer que no podés, estás avanzando...



Me quedan horas, tres horas para preparar un parcial, yo no aprendo más!
Si realmente en este me va bien... adopto esta modalidad de 'estudio a ultima instancia' para siempre, jaja, asique para mi propio desarrollo madurativo (?) más me vale que me tope con un aplazo (dios no me oiga).

viernes, 18 de junio de 2010

Two weeks

LLega ese día en donde decís: o empiezo o termino, ¡pero de aca me muevo!
Yo le aposté a empezar, pero si fracaso una vez más.. y buen, espero no falten oportunidades para retomar. Esto es así, hay que darle y seguir.
Dale que me tengo fe. Sí, creo en mí.

jueves, 17 de junio de 2010

Te lo prometo... ¿Cuánto vale?

Necesito contarte un secreto:

Creo que no puedo hacerlo... y tengo miedo de estar en lo cierto.



Cambiar no es algo que uno se proponga, cambiar es algo que surge, simplemente sucede, y si yo hasta hoy no pude hacerlo en la manera que quiero, es porque definitivamente, todavía no me exprimí lo suficiente para dejarme atrás.
No tiene mucho sentido, pero estoy cansada de ir recolectando fracasos, de verme sujeta a la falta de disciplina... este debería ser uno de esos momentos que nuestros viejos siempre nos hacen imaginar de chicos, cuando nos obligan a hacer algo contra nuestra voluntad o cuando por el contrario nos lo prohíben, prometiéndonos que tarde o temprano va a llegar ese día en donde sepamos entenderlos y terminemos agradeciéndoles...
En mi caso particular, como siempre fui pendeja malaprendida, caprichosa, y por sobre todas las cosas sumamente rebelde y orgullosa, jamás dejé que esos episodios sucedieran durante mi crecimiento, y preferí caminar dándome contra cuanto muro se me apareciera enfrente.. claramente así quedé ¿no? Con un pasado lleno de golpes que hoy se traducen en un presente de cicatrices.
Y hoy es una madrugada más en la cual me arrepiento de haberme puesto el trajecito de superhéroe, y no haberme dejado domar por nadie, porque ahora me encuentro con que ni yo puedo dirigirme por mis propias riendas.
Ciertos conceptos están ahí, sólidos formando parte de mis cimientos, pero aunque son los más importantes, son pocos, y el resto de todos ellos van y vienen, y no encuentro la forma de seducirlos para que se queden.
Tengo iniciativa, pero jamás oí hablar de la constancia. Tengo un increíble problema con la costumbre, lo habitual y padezco de fobia al aburrimiento. Y cuanto más lo repito más me lo creo, la rutina me asesina. Las cosas me duran lo que tardo en conseguirlas, en cuanto son mías, el interés se disipa.



No se que hago acá hablando de generalidades, cuando son las cuatro de la mañana, tengo tres nombres distintos en la cabeza, un reclamo de conciencia por el parcial del sábado, y estoy muy desconcertada intentando entender por qué motivo, aun así no me preocupa, y me tientan más Sean Penn y Tim Robbins en Río Místico, que la idea de promocionar Cs Políticas.
Y me preocupan más los mails que nunca me contestaron, el despertador del celular que en las tres últimas mañanas no me pudo arrancar de la almohada, el regalo del día del padre, lo mucho que extraño a una de mis mejores amigas que no veo hace tres meses (sí, tres meses!), las quinientas setenta y cuatro sopitas quick light que me compré esta tarde, los borcegos que vi en Santa Fe y quiero!, lo tedioso que se volvió mi laburo y mi necesidad exasperante por CAMBIAR(lo) , los cientos de planes que le tengo preparado al mes de julio...
Dios! mi cabeza está llena de basura, en estos aspectos es en donde asoman los rasgos de mi edad, en lo estúpida, lo confiada, lo desinteresada, lo poco conciente y el tiempo malgastado.
Pero decime si no es maravilloso sentarme a enumerar todo lo que tengo incrustado en la cabeza y que salgan boludeces como las que acabo de plasmar, dignas de un ser humano, y no las tragedias que solía escribir algunos meses atrás...

Empecé diciendo que sospechaba que no podía cambiar... y me bastó con escupir los primeros diez pensamientos para entender cuan diferente soy hoy (Y sin embargo no estoy hablando necesariamente de haber progresado, al contrario, yo me agradaba más antes, pero el precio a pagar por ser tan diferente era nada menos que la felicidad, y no vale tanto distinguirse..).

Además de que me aburro con sensible facilidad, soy impulsiva, caprichosa, y me gustan las cosas abruptas, inmediatas, que respondan automáticamente a mis antojos. Pero lamentablemente la vida no fue diseñada teniendo en cuenta mi cabeza turbada, por lo que voy a esforzarme por adaptarme al rudimentario proceso de la naturaleza, y dejar que a su ritmo las cosas simplemente marchen.



 
Ya no estoy tan segura de lo que creo.

martes, 15 de junio de 2010

Dame cinco días y te regalo cinco meses vivos


El tuyo es rojo relativo,
no se mancha de amor
y por eso, canta muy dentro de ti,
por tu gran soledad y porque...
Venga... ámate mucho esta noche
y mañana vuelve a ser quien
no se divierte porque
buscas algo más fácil de hacer.




Hasta hoy no le había encontrado SENTIDO tan exacto a estas palabras.

sábado, 12 de junio de 2010

La sed de adrenalina lo explica todo

Tres de la mañana, la disco atestada, y empieza a sonar el tema que hizo furor en el último tiempo, ja. Miré para abajo, convertí los primeros rasgos de angustia en sonrisa y a la tercera estrofa ya estaba tomada de la mano con alguien bailando y cantando.
Final de la noche, el recuerdo en la piel de alguien más... habiendo centenares de perfumes, él tenía que estar usando específicamente el mismo.
De regreso a casa, el mismo tono de voz, embriagada de una noche de besos y alcohol. Ahora entiendo que no es tan diferente enamorarse de una gata, que enamorarse de un bonsái, ahora entiendo que la regla es exactamente la misma para todos, y que esos labios endulzan a medida que exigimos escuchar amor. Y yo... yo estoy necesitando desesperadamente alguna clase de un falso amor convincente.

viernes, 11 de junio de 2010

FUERZA DE VOLUNTAD

Estoy estancada.


Hace mucho tiempo que vengo proponiéndome una metra atrás de otra, y fallo en cada oportunidad. Si bien habré alcanzado las más importantes, que ya las daba por sentado, no puedo concentrarme en lo que gano si no en lo que falta, en lo que está más lejos, lo que tienta, lo que me llama, aquellas cosas que deseo y que no basta estirar la mano para tomarlas.

Todo lo que esté más allá de la correntada que impuso por tradición la cultura porteña del siglo veintiuno, está fuera de mi alcanza, y me cuesta horrores rozarlo.

No puedo desviarme, formamos una inmensa masa que se mueve inertemente para donde quieren movernos, somos parte de un sistema que no elegimos, pero que tampoco quisimos abortar. Y mis logros se remiten a ser ordinarios, a ser los corrientes, y yo soy una vez más, un numerito largo que empieza con tres seis, que es femenina, soltera, que tiene un nombre que a nadie le interesa y un domicilio falso.



Esta semana mi jefe me sacó la ficha antes que yo, una semana un poco más estresante de lo común, la mirada más dura, las ojeras más remarcadas, el pelo más rebelde y yo en vías de abandono. Me miró y me dijo, Sabes que anda pasando Natalia? Debe ser que te estás aburriendo...

Le dio en el blanco, la rutina es maravillosa mientras lleve fresco el aire novedoso, cuando esto se pierde, la monotonía me enferma. Soportar todo los días una lucha contra el reloj, contra mi necesidad hormonal de dormir más de seis horas, contra mis ganas de sentarme a escribir, de salir un noche durante la semana sin importar lo que me espere en la mañana... pero sobre todas las cosas, una lucha infernal contra mi peculiar condición fantasmal, contra la furia depresiva y esa necesidad que si se reprime y no se consume intoxica, esa exasperación por darle pausa a la vida, y aletargarme, desaparecer al mundo y desaparecerme ante él. No contestar llamados, ni mensajes, no recibir a nadie, embriagarme en soledad, disfrutar absolutamente de mí y de todo lo que no soy.

Las responsabilidades no van acorde a mis filosofías, algunas cosas son necesarias, y cuando uno no se desenchufa (por más enfermo que suene lo que acabo de explicar más arriba, confío en que cada uno de ustedes tendrá a su manera, la forma de conseguir despejarse, reiniciarse, poner stop y recargarse para arrancar de nuevo) se va recortando nuestra expectativa de vida.



Lamentablemente volviendo al tema de la esquematización social, de sus parámetros, de las obligaciones impuestas por una moral externa de la que nos apropiamos cada uno individualmente, mis ideas no tienen espacio para desenvolverse y yo me pongo el disfraz de persona común y salgo a decirle al mundo que quiero ser un anónimo más.

Decepcionante.



Ahora bien, ya no escribo por simple hecho de tirar palabras y que en contexto suenen coherentes... ahora lo hago pura y exclusivamente a modo de empujón, de sostén, de recordatorio. El mirar para atrás y ver que vengo con más de cuatro, cinco años en la lucha, me desalienta, pero si realmente abro los ojos y analizo el progreso... son millones (y no exagero) las pequeñas y MUY grandes cosas, que logré cambiar, eliminar, incluir en mi vida.

Pero no me basta, lo paulatino del proceso me exaspera, y quiero más experiencia, para poder aprovechar mejor el tiempo que me quede.

Quiero revolucionarme, cambiar sin la posibilidad de tener retorno a lo anterior, asegurarme de que los errores que cometí existieron y murieron como aprendizaje.

Necesito fuerza de voluntad, es lo único, sólo con ella el hombre es capaz de levantar imperios sobre la arena.





Mi pensamiento voló, y esta vez le dije que no vuelva, que vaya lejos, que explore hasta donde la imaginación de lo permita y que cuando se sienta a gusto me llame, y ahí comenzaré a construir la escalera real que me suba hasta mis sueños.

Nunca vamos a llegar más lejos que nuestros pensamientos, el lugar donde nuestra ambición y nuestros sueños frenen será el límite que nos diga hasta donde podemos llegar.

Por eso hay que darle rienda suelta, crearlo en nuestra cabeza y luego darle forma. ‘Pienso, luego existo’.


Necesito apoyarme mentalmente, con una semana... no ni tampoco, con tan sólo cinco días de esfuerzo, de metalizarme e incitarme, consigo el arranque para que después la marcha se mantenga sola y ligera. Pero necesito pasar (más bien conseguir) los primeros cinco días, y en cinco años sólo pude conseguirlos en no más diez ocasiones...

Los próximos cinco pueden ser los últimos primeros cinco días.

No pasa un solo día en el cual no me de la posibilidad de pensar que puede ser así, que sin planificarlo alguna vez por sorpresa va a pasar. Pero no llueven sueños del cielo.

Y si no movemos las manos, éstas permanecen inertes. Y siendo tan obvio, somos tan ilógicos al pedir milagros que reparen nuestras incapacidades por falta de voluntad propia.



Ya no será un ‘hoy empiezo una vez más’, porque la lucha empezó hace años atrás, sino que hoy sólo me propongo definir la victoria. Y mientras esté acá jamás te van a faltar las herramientas para hacer magia con la realidad.

lunes, 7 de junio de 2010


No encontré el camino que me lleva a la felicidad, sin embargo creo haber encontrado un camino que me llevará a ese camino.

sábado, 5 de junio de 2010

Change my mind, change my world, change my life...

Algo está cambiando.
Siempre me definí como alguien con una personalidad ambivalente, con emociones contrapuestas, y sentimientos cruzados.
Pase mucho tiempo sufriendo, triste y dolida, y sin embargo durante todos esos años siempre destaqué la efervescencia de mis ganas, la chispa interna de mi alma, la ambición por conseguir felicidad, esa necesidad de desatarme y ser puramente yo. Regalar abrazos constantemente, desnudar mi parte más cariñosa, vestir la noche de fiesta y subirle el volumen a las carcajadas, multiplicar la diversión y duplicar los momentos, extendiéndolos, exprimiéndolos, aprovechándolos. Siempre lo dije, durante esos breves instantes, juzgo que nadie podría tener un deseo más potente que el mío por ser feliz, por desgranar la vida y devorar los segundos y cada una de las oportunidades que en ellos se esconden.
Pero sin embargo mi base era triste, mi hobbie era una cama deshecha y yo envuelta en ella, la música melancólica, la persiana cerrada y una lista de vicios autodestructivos que reclamaban atención.
¿Ahora quién soy yo?
No puedo recordar cuándo fue la última vez que resignada me eche a la cama a llorar, a contar los días desperdiciados, a proyectar el futuro y proponerme metas que en el fondo sé que jamás alcanzaré. No puedo recordar cuándo fue la última vez que desee desaparecer, saltearme un día, asesinar la mañana, o simplemente hacer de un baño caliente un momento eterno.
Ahora soy un ser autoprogramado, que solo hace. Despierta, se ducha, desayuna, trabaja, lee, estudia, sonríe, coquetea, busca nuevas amistades, cena, se sumerge al mundo ficticio del entretenimiento y duerme, tomándolo cómo única alternativa ante la espera de tener que aguardar que el sol despierte nuevamente. Ahora las cosas sólo suceden y yo me desenvuelvo, un poco cómoda, un poco estresada, pero el mecanismo no se detiene, no puedo decir basta, es mi futuro el que está en mis manos, y es mi vida la que destruiría si la suelto y dejo que caiga.

Ahora soy aparentemente feliz, o al menos alegre...  o al menos la base de mi estado es estar ‘bien’ y a partir de allí derivan el resto de las emociones.
Pero sin embargo estoy apagándome, a la inversa que antes, ahora ya no deseo que llegue el viernes, ni que vibre el celular, ni que menganito me recuerde. Ya no me interesan las vidrieras, ni los últimos temas, ni los estrenos del cine, ni las miradas que antes me robaban el aliento.
Ahora me invento un nombre, me agrego los años que el estrés puso sobre mi rostro, idealizo un novio, y así eludo las oportunidades nuevas.
Me mantengo distante, fría, y extraño a mis amigas. Extraño las risas, las charlas largas, las salidas conocidas, extraño mis diecisiete años tan mal aprovechados, y lucho por insertarme en ese nuevo sistema que tanto me atrae. Donde los tacos son la entrada, las sonrisas quedan relegadas y uno finge ser alguien más, consiguiendo lo que quiere sólo cuando uno mismo llega a convencerse de sus propios engaños.
Me da asco conocer el mundo, pero más me repugna saber que soy inexorablemente parte de él. Y no es que lo esté descubriendo recién ahora, sino que es ahora cuando estoy ingresando formalmente, cuando no puedo pasar los días refugiada debajo de mis sábanas y tengo que salir a conquistarlo, a buscarme un espacio libre en él y ganármelo.

Hoy es el primer día que dije basta. No fui a la facultad, necesitaba terminar la semana antes, y aunque ahora quisiera dormirme hasta el lunes, la vida me llama y esta noche voy a salir a ahuyentar fantasmas.
Quiero cambiar, pero me di cuenta que no tengo disciplina, que ya no me creo, que cada proyecto provoca risas, y expresiones utópicas de deseo. Perdí la confianza en mí, y no voy a recuperarla hasta que me empiece a dar motivos para hacerlo, hasta que obedezca algo (aunque sea lo más mínimo) de todo las maravilladas que me digo alentándome... engañándome.
Hace unos días estaba viviendo, no de la mejor manera, pero como podía y buscando exasperadamente mejorar, estaba ‘progresando’, esta mañana me di cuenta que sobrevivía, que anoche me dormí llorando muda (porque hace tiempo que dejé las lágrimas) y que cuando desperté en la realidad sentí un espasmo y deseé seguir soñando.

Es increíble como cambié en estos años, no cambié ninguna situación, sigo igual, en incluso quizás en algunos aspectos peor que antes, pero viró mi visión, mis perspectiva y manera de tomarme las cosas...
Ahora me acepto, me miro y me mantengo, ahora sobrellevo lo que tengo y soy conciente de lo duró que significaría perderlo. Y no por eso soy conformista, siempre ambiciono, siempre voy a estar con la vista fijada en el próximo paso... el que nunca (hasta hoy) voy a alcanzar, porque las piernas no responden la orden de mi cerebro.

Me levanté, la impotencia me hervía en las venas, estaba deprimida y me dolía psicológicamente cada músculo del cuerpo, me vi en el espejo y reprimí las ganas de bofetearme para conseguir al menos una expresión de dolor en ese rostro inmutado y cadavérico.
Y entonces me pregunté que debería ser diferente para lograr despertarme sonriendo.
Tal vez si despertara en otra cama, una sonrisa seguramente no me faltaría, sin embargo las invitaciones para una linda noche fueron rechazadas, porque estoy harta de ensuciarme de todas las emociones menos de la de sentirme enamorada.
Es tan simple como que no voy a poder enderezar mis relaciones, hasta que no resuelva el descarrilamiento de mi mente descentralizada. Tengo que reconciliarme conmigo misma, tengo que aceptar que el no me quiso jaja, tengo que ACEPTARLO y seguir caminando, tengo que dejar de querer transformarme en lo que quieren y por una vez fijarme en lo que quiero yo de mí, tengo que aceptarme y entonces proponerme a mejorar todo eso que hoy anda tan descuidado.
Sé que no soy ni un 2% de lo que podría ser, se que todavía me desconozco y que por tal motivo no puedo explotar el potencial que hoy duerme, o que aun no existe. Pero sólo toma un click, una decisión, un tope en la paciencia que me haga volverme diferente. Si lo sigo esperando, las piernas se me van a acalambrar, si lo sigo intentando, voy a terminar quebrando alguno de mis tobillos, porque para mi es un arte tropezar, por lo que sólo tengo que callar mi deseos, y ponerme a andar hasta llegar, y que no me entere de haber empezado sólo cuando tenga el triunfo en mis manos.
Me necesito, como nunca antes necesite a nadie más para seguir. Necesito un registro, un sustento, necesito ser mi propio bastón para no caer. Este es mi registro, estos son los escalones que me llevan a la cima, estos son los pasos del progreso vistos en cámara lenta, esta es mi vida segmentada. Y yo soy la autora de este gran libro, donde la historia recién comienza cuando las páginas se acaban.

Dejarlo ir..

Leí algo del fracaso, estaba en un muy buen libro que me llegó como regalo, el capítulo se relacionaba con muchísimas emociones más, entre ellas el rechazo.
El rechazo es una emoción nueva para mí, si bien no cabe duda que alguna vez habré experimentado alguna situación que me haya ‘no aceptado’, jamás fue tan concreta como la que tuvo lugar hace unos meses atrás y que todavía no consigo superar.
Nunca me había enfrentado a una puerta cerrada, a un silencio como respuesta, a un ‘no, gracias’, y si bien no fue explícito, jamás comprendí tan bien la decisión del otro.
En este bello librito del que les hablo, se decía que las emociones son para sentirlas, pero hay que saber cuando y cómo y por cuanto tiempo, uno no se puede aferrar al dolor que le generó cierto rechazo, sin embargo tampoco puede anular la sensación frustrante y seguir como si nada hubiera pasado, porque reprimiendo nos hacemos un daño mucho más profundo del que creemos, y tarde o temprano aflorará, o se volverá un hecho traumático, algo que querremos olvidar, un obstáculo para desenvolvernos en alguna situación futura que se asemeje a la anterior.
Esto me estaba sucediendo internamente y sin notarlo, hasta que leí el bendito libro que hablándome de otra cosa se refería siempre a lo mismo. Entonces comprendí que eludiendo el mal recuerdo, el error que cometí, lo que dejé sin decir, y lo mal que (me) hice, no iba a llegar a perdonarme, no iba a superarlo, ni tampoco iba a servirme de aprendizaje, porque ignorándolo solo lograría repetir lo mismo tarde o temprano. Que sin ir más lejos, si el fin de semana pasado no hubiese sido tan triste y gris, hubiera tropezado nuevamente con el mismo desliz.
Esta entonces es la causa de estar escribiendo, de tragarme el orgullo y de aceptar que magnifique demasiado algo que nunca fue nada, algo muy pequeño, esporádico y arruinado de entrada. Pero ahí estaba yo, la niña que supo volverse una mujer fría y rígida como el hielo, quien supo arrancar en menos de treinta días a quien supuestamente alguna vez consideró el ‘amor de su vida’, pero que ahora estaba desprotegida, desahuciada, con el disfraz caído, con la indiferencia, que solía utilizar como escudo, quebrantada... Y en sólo tres días, alguien pudo garantizarle tres meses de sufrimiento, rentando un espacio muy amplio en su cabeza, imposibilitándole el olvido. Ahora no podía (no puedo) superarlo, no sabía (no se) cómo sobreponerse de un rechazo, de una puerta cerrada, de un adiós amistoso, de un freno a sus caprichos, a sus irresponsabilidades e impulsos.
Y hay que dejarlo salir, hay que llorarlo, no hay que entenderlo, no hay que pensarlo, hay que sentirlo y una vez desgastado el sufrimiento, la añoranza, la impotencia por querer haber hecho algo diferente, una vez sentidas y resentidas estas emociones... entonces dejarlas fluir y abrirse para que puedan llegar otras nuevas.
No sé si alguna vez se me va dejar de estrujar el corazón cuando escuche esa canción, no se si alguna vez voy a dejar de preguntarme y repreguntarme, de volverme loca reprochándome el ser tan idiota. No se cuánto me va a tomar perdonarme o darme cuenta que no hay nada malo en lo que fui, y que en realidad no hay qué perdonarme.. pero sé que va a pasar, se que un clavo no se quita con otro, sino que hace un nuevo agujero diferente, y no es conveniente acrecentar el problema multiplicándolo por dos. Sé muchísimas cosas, pero no hay nada que pronosticar, cada situación es única y distinta y cada emoción por ende también. No tiene lógica aparente la relación que hice antes: un año olvidado en un mes, y tres días que me estén costando ya el principio del cuarto.
Pero repito, depende de miles de factores, y a considerar esta etapa es de la más intensas de las que viví, y en la que menos tuve tiempo de externalizar todo lo que siento, de enfrentarlo y digerirlo, últimamente me remito a andar, darle para delante y seguir, seguir, seguir dándole. No hay espacio para darle un stop, no hay rincón en el tiempo para correr la vista y extrañar lo anterior. Pero todo eso que reprimo me consume, me degrada, se retroalimenta y crece, hasta colmarme de una angustia que no tiene sus orígenes bien definidos, y me confunde más.
Ahora se que todo dolor tiene fundamento, ahora se que todos esos años que pasé llorando tenían detonantes, y el malestar se erigió sobre cimientos sólidos, y aunque no sepa cuáles fueron, ni porqué, ni donde los perdí de vista, si en su momento los hubiera buscado quizás hubiera evitado varias experiencias innecesarias, pero que en definitiva me instruyeron. Hoy ya no quiero repetir lo mismo, y estoy acá sentada hablando con la incoherencia de un teclado que sólo sabe de dígitos los cuales son incapaces de traducir lo que me pasa. Pero creo que hallé la respuesta al porqué este viernes lo paso en casa, al porqué no contesté los últimos cinco mensajes del celular, a porqué anticipo que voy a dormirme sobre una almohada húmeda y voy a despertar ahogada en pesadillas.
Ahora sé que no extraño, que no es duelo por falta de afecto, pero que no puedo sobreponerme, ni puedo reavivar mi estima caída. Ahora sé que quisiera volver y enmendar mi vida para llegar a ser alguien diferente y obtener un resultado distinto a lo que fue.
Pero por suerte el corazón no tiene memoria para con el dolor... yo no olvidé ningún septiembre, diciembre ni enero de mi vida, yo los asimilé y, por el contrario, los hice pertenecer aún más a cada uno de mis días. De eso se trata: de extraer el componente útil que nos brinda el dolor, y no de intoxicarnos aferrados a la sensación intolerante al sufrimiento.
Espero poder volver pronto y avisarme que ya dejó de doler.
Siempre fui muy trasparente respecto a lo que siento o dejo de sentir, no sirve de nada mentirnos, sí a los demás, claro que sí, pero no a nosotros, la mentira daña, y el dañarnos nos vuelve a nosotros mismos nuestro íntimo enemigo. Si no puedo confiar en mí, estaría teatralizando mi vida, y perdiendo la visión amplia y total de todas las cosas.
Voy a volver con buenas noticias, no me voy a imponer un rango de tiempo, la presión no acelera el proceso. Por empezar ya dejé de analizar buscando el porqué llegó a perforar tan profundo mi “armadura de hierro”, algo tan insignificante como eso. No se necesita de tiempo, ni esfuerzo, nadie más que nosotros tiene la llave para ingresar al comando de nuestros sentimientos. De tanto en tanto nos descuidamos y dejamos la llave al alcance de alguien pasajero, e incluso a veces por necesidad solemos hasta obligar a que den las dos vueltas y empujen.

La soledad nos hace cometer los actos más denigrantes y desesperados. Hay que aprender a compartir nuestro tiempo con ella, y a no dejarla de lado cuando estamos en compañía.

Dándome pautas para la vida que no puedo acatar...
Se vuelve tan difícil no pensar. Necesito extrañar, necesito añorar algo, aferrarme de algún sentimiento. No es normal que nadie pueda llegarme a interesar. No es normal que resigne el fin de semana, que rechace las noches de sábado, cancele citas, y sonría cuando los días me escupan monotonía. No es normal que deje de sentir, y que me obligué a interesarme en quien sé que puede dañarme, haciendo de un hijo de puta una figura de salvador, alguien que pueda devolverme la sensibilidad al cuerpo.

Estoy apagándome mientras construyo sueños muy lejanos que algún día alcanzaré.
Quizás ese día me vuelva a encender.