"Los hechos y/o personajes del siguiente Blog son ficticios, cualquier similitud con mi vida personal es pura coincidencia."



viernes, 11 de junio de 2010

FUERZA DE VOLUNTAD

Estoy estancada.


Hace mucho tiempo que vengo proponiéndome una metra atrás de otra, y fallo en cada oportunidad. Si bien habré alcanzado las más importantes, que ya las daba por sentado, no puedo concentrarme en lo que gano si no en lo que falta, en lo que está más lejos, lo que tienta, lo que me llama, aquellas cosas que deseo y que no basta estirar la mano para tomarlas.

Todo lo que esté más allá de la correntada que impuso por tradición la cultura porteña del siglo veintiuno, está fuera de mi alcanza, y me cuesta horrores rozarlo.

No puedo desviarme, formamos una inmensa masa que se mueve inertemente para donde quieren movernos, somos parte de un sistema que no elegimos, pero que tampoco quisimos abortar. Y mis logros se remiten a ser ordinarios, a ser los corrientes, y yo soy una vez más, un numerito largo que empieza con tres seis, que es femenina, soltera, que tiene un nombre que a nadie le interesa y un domicilio falso.



Esta semana mi jefe me sacó la ficha antes que yo, una semana un poco más estresante de lo común, la mirada más dura, las ojeras más remarcadas, el pelo más rebelde y yo en vías de abandono. Me miró y me dijo, Sabes que anda pasando Natalia? Debe ser que te estás aburriendo...

Le dio en el blanco, la rutina es maravillosa mientras lleve fresco el aire novedoso, cuando esto se pierde, la monotonía me enferma. Soportar todo los días una lucha contra el reloj, contra mi necesidad hormonal de dormir más de seis horas, contra mis ganas de sentarme a escribir, de salir un noche durante la semana sin importar lo que me espere en la mañana... pero sobre todas las cosas, una lucha infernal contra mi peculiar condición fantasmal, contra la furia depresiva y esa necesidad que si se reprime y no se consume intoxica, esa exasperación por darle pausa a la vida, y aletargarme, desaparecer al mundo y desaparecerme ante él. No contestar llamados, ni mensajes, no recibir a nadie, embriagarme en soledad, disfrutar absolutamente de mí y de todo lo que no soy.

Las responsabilidades no van acorde a mis filosofías, algunas cosas son necesarias, y cuando uno no se desenchufa (por más enfermo que suene lo que acabo de explicar más arriba, confío en que cada uno de ustedes tendrá a su manera, la forma de conseguir despejarse, reiniciarse, poner stop y recargarse para arrancar de nuevo) se va recortando nuestra expectativa de vida.



Lamentablemente volviendo al tema de la esquematización social, de sus parámetros, de las obligaciones impuestas por una moral externa de la que nos apropiamos cada uno individualmente, mis ideas no tienen espacio para desenvolverse y yo me pongo el disfraz de persona común y salgo a decirle al mundo que quiero ser un anónimo más.

Decepcionante.



Ahora bien, ya no escribo por simple hecho de tirar palabras y que en contexto suenen coherentes... ahora lo hago pura y exclusivamente a modo de empujón, de sostén, de recordatorio. El mirar para atrás y ver que vengo con más de cuatro, cinco años en la lucha, me desalienta, pero si realmente abro los ojos y analizo el progreso... son millones (y no exagero) las pequeñas y MUY grandes cosas, que logré cambiar, eliminar, incluir en mi vida.

Pero no me basta, lo paulatino del proceso me exaspera, y quiero más experiencia, para poder aprovechar mejor el tiempo que me quede.

Quiero revolucionarme, cambiar sin la posibilidad de tener retorno a lo anterior, asegurarme de que los errores que cometí existieron y murieron como aprendizaje.

Necesito fuerza de voluntad, es lo único, sólo con ella el hombre es capaz de levantar imperios sobre la arena.





Mi pensamiento voló, y esta vez le dije que no vuelva, que vaya lejos, que explore hasta donde la imaginación de lo permita y que cuando se sienta a gusto me llame, y ahí comenzaré a construir la escalera real que me suba hasta mis sueños.

Nunca vamos a llegar más lejos que nuestros pensamientos, el lugar donde nuestra ambición y nuestros sueños frenen será el límite que nos diga hasta donde podemos llegar.

Por eso hay que darle rienda suelta, crearlo en nuestra cabeza y luego darle forma. ‘Pienso, luego existo’.


Necesito apoyarme mentalmente, con una semana... no ni tampoco, con tan sólo cinco días de esfuerzo, de metalizarme e incitarme, consigo el arranque para que después la marcha se mantenga sola y ligera. Pero necesito pasar (más bien conseguir) los primeros cinco días, y en cinco años sólo pude conseguirlos en no más diez ocasiones...

Los próximos cinco pueden ser los últimos primeros cinco días.

No pasa un solo día en el cual no me de la posibilidad de pensar que puede ser así, que sin planificarlo alguna vez por sorpresa va a pasar. Pero no llueven sueños del cielo.

Y si no movemos las manos, éstas permanecen inertes. Y siendo tan obvio, somos tan ilógicos al pedir milagros que reparen nuestras incapacidades por falta de voluntad propia.



Ya no será un ‘hoy empiezo una vez más’, porque la lucha empezó hace años atrás, sino que hoy sólo me propongo definir la victoria. Y mientras esté acá jamás te van a faltar las herramientas para hacer magia con la realidad.