"Los hechos y/o personajes del siguiente Blog son ficticios, cualquier similitud con mi vida personal es pura coincidencia."



sábado, 30 de abril de 2011

Ernesto Sábato.

Todavía no estoy segura de qué palabra usar para calificar la relación que me unía a él. Ídolo sea la adecuada tal vez, por mi admiración que no era más que esa excitación ferviente por parecérmele.
Desde sus primeras palabras perdidas de contexto que encontré y leí, y necesariamente releí, supe que me entendía. Sí, él me entendía a mí y no al revés. Sin importar que yo fuera la lectora y que él no estuviera enterado ni de la existencia de mi silencio, mi sensación más pura fue la de él esclareciéndome la vida.
Y quizás no se tratara de Mi vida particularmente (cabe escribir el quizás, sólo por la seguridad que recorrió mi ser, confiándome que aunque imposible, así era), quizás el hablaba de la vida de todos, de la que pocos ven, de la misma que cuando vemos expresa en letras sobre papel, no eriza la piel, no abre los ojos y nos hermana.
Pero nunca me sentí un lector casual, evidentemente la confusión me permitía creer que esas palabras eran pensamientos míos, hurtados con la mejor de las intenciones: que yo me vuelva capaz de leer lo que soy.

Un treinta de Abril amanezco, en un año al que le faltaba alguna cifra, y los noticieros alzaron su voz para hacerme sentir que él había muerto. En las vísperas de su centena, con una carga inmensa en sus hombros, de sus logros más livianos.
¿Cómo explicar el dolor que me aprisionó de prepo obnubilándome la visión, resecándome la garganta y comprimiéndome el esternón?
Entonces dejé salir las primeras lágrimas, y en mi familia causo desconcierto, casi fue rechazo lo que percibí. Volvió a corporizarse la soledad y escapé nuevamente a ese túnel en el que usualmente vivo o me refugio, en dónde él me conquistó por primera vez, y lloré en paz, sin espectadores ni prejuicios, ante los ojos de él que desde algún otro túnel estaría comprendiéndome.
¿Cuán desconocida es mi personalidad que causan sorpresa mis emociones más pulcras, aun ante las personas más cercanas, las que más amo?
¿Tan poco me daba a conocer, o tan poco me entendían?
O él me habría vuelto calma, explicándome que ellos pertenecen al ancho mundo, de la gente que nace, estudia, crece, ama, trabaja, engendra y muere... y yo soy una espectadora de sus ciclos, en un paralelismo que no tiene una conducta a seguir, ni un futuro designado más que la muerte misma.

Esa distinción que nos unía, fue la que dejó este hueco de vacío en mi alma, esta tarde tardía, petrificada, en pausa...

Fue más que un reflejo mío, más que un profesor de letras y de vida, fue un compañero, un asesino de mi soledad en los sectores más oscuros del pasado, fueron sus pensamientos vivos, su cabeza despierta y la capacidad para reproducirlo en arte, no dudo de las maravillosas pinturas que nos habrá dejado, pero en especial, en sus obras literarias, que recorrieron kilómetros llevando su voz, forjando amistades, ofreciendo contención, creando entelequias y avivando esperanza.
Sí tengo que hoy darle un justificativo a mi dolor y a mi alegría sería el mismo: él fue el motivo por el cual yo amo con todo mi ser y por sobre todos mis pasatiempos y esfuerzos, escribir. Nacieron mis ganas mientras iba devorándome sus páginas, y desde aquel génesis fluyen en mis venas.

Definitivamente no puedo reducirlo a ‘ídolo’, la palabra le queda estrecha, él seguramente encontraría la adecuada para definírseme...



Me conocía, ¡a mi y a cuántos más, maldita sea nos conocía tan bien!

1 comentario:

۞ The Interceptor. ۞ dijo...

Entre esperando encontrar regocijo porque no poseo la fluidez que vos para escribir y supuse que algo interesante iba a encontrar entre tanta estupidez virtual.. la verdad que me senti tocado, y tambien sentia que el entendia detalles de mi que ni siquiera yo terminaba de comprender..
Con respecto a entradas anteriores, estuve leyendo un poco.. aveces creo formar parte de los cristales de los personajes y compartir en situacion similar luces rojas y blancas, y sentir que la angustia con el simple hecho de leer pesa menos.. gracias por aportar!