"Los hechos y/o personajes del siguiente Blog son ficticios, cualquier similitud con mi vida personal es pura coincidencia."



lunes, 11 de abril de 2011

Érase y es. Fui y soy. ¿Será y seré?

Tráfico de pensamientos. Por alguna razón las voces se quedaban estancadas en su mente repitiendo una y otra vez viejas conversaciones que sólo removían la culpa.
El peso era duro, y llevaba largo tiempo presionando sus hombros y su sien, hasta que se volvió insostenible, se vencieron sus huesos y se desarmó el esquema completo.

El ventanal continuaba proyectando una sucesión de imágenes que sólo la arrimaban a asegurarse de estar en lo correcto. A medida que se alejaba por la avenida y el sol bajaba, el ambiente se volvía más familiar. Conocía muy bien ese lugar, no físico, no ese espacio atestado de pasantes y encasillado entre altos muros edilicios, no tampoco en ese horario de cielo rosado y luces que comenzaban a centellear... conocía ese lugar y ese momento donde de pronto la gente parecía no estar, y el tiempo no transcurría y hasta quizás hasta la tierra frenaba. Dónde el silencio se volvía estrepitoso y se volvía brillante la oscuridad.

Se reconoció al instante, había caído una vez más. Tan abajo que en ese momento hubiera jurado estar en el fondo... en el fondo del abajo.
Es fácil darse cuenta cuando el elástico se corta: desaparece todo, nos abandonan, no sólo las personas, nos abandona el frío, el sol, el miedo, el viento...
Nos abandona la sensibilidad, el desconsuelo, la angustia y la preocupación, nos abandonan no sólo las ganas o las esperanzas que ya las dábamos por perdidas, sino esa sensación de vacío porque no están faltando.
Perdemos hasta el dolor que produce no tener nada, el interés o desesperación por recuperarlo.
Y es en ese momento, donde entendemos lo dulce que puede llegar a ser sentir dolor frente a ya no sentir más nada, en el que sabemos que definitivamente alcanzamos el tope.

Hubieron varios topes a lo largo de la línea de tiempo. Por lo que morir en vida no nos impide poder revivir... ¿o no? ¿O será que no es necesario volver a vivir para morir repetidas veces?

Se preguntó si alguien notaría que había desaparecido, si alguien habría podido contemplar ese momento en donde ella se esfumó repentinamente de la acera, dónde entendió que ser visible no tenía nada que ver con la existencia.
Pero entonces que tal si las personas que caminaban a su lado tampoco existirían realmente, y estaban ahí encarcelados en un cuerpo que los llevaba de acá para allá, ahogados en un grito interno que había terminado por consumirlos...
No, ella era la única que caminaba por ahí sin vida fingiendo que no era así.

Una vez más lo había perdido todo ¿o nunca lo había tenido? entonces una vez más habría sido conciente de su falta. Fue lo último que se permitió sentir, un lazo filoso que nació del pecho y se detuvo en su garganta, como esa sensación efímera del susto.. y desapareció, para siempre, para no volverle a hacer doler jamás.

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