"Los hechos y/o personajes del siguiente Blog son ficticios, cualquier similitud con mi vida personal es pura coincidencia."



viernes, 11 de febrero de 2011

Mendigos de amor.


Vuelvo a ser la misma, otra vez me cansé de ese par de ojos y de ese calor irritante de un par de brazos que ya perdieron la oportunidad de rozarme. Puede que me haya cansado de suponerte, de figurarte en mi memoria rota y que el paso del tiempo distorsione hasta tu voz en el teléfono. Puede que tus comentarios se hayan vuelto más hirientes al percibir que independientemente a la distancia física, estando a mi lado, seguirías bastante lejos.
Me veo al instante en que tus palabras melosas intentan domarme, me veo salvaje, suelta y con la libertad de esos años que perdí regalándolos a alguien más, incapaz de administrarlos, desperdiciándolos en manos de quien con orgullo solo los dejaron empolvar esperando. Las nauseas reiteradas ante tal idea repulsiva de verme asida, y el impedimento de lo prohibido, una restricción que sola me impongo... ¿a modo de castigo?
La infelicidad tras las asfixia.
Dios, estoy exagerando una vez más. Amo encerrarme entre muros que no existen y crear mis propios límites irrompibles. Pero tal vez, no seas suficiente como motivo que me incite a dejar de lado una parte vacía de mi vida como precio para conservarte, porque junto a ese vacío también relego la posibilidad de hallar oportunidades... y mejorar.. te, suplantarte por lo que quisiera que seas.
El problema serás vos.. ¿yo? El problema es con todos, aunque a veces sueño con que ese ‘todos’ lleve un ‘casi’ de prefijo. Pero no encontré todavía la excepción que me inspire esa esperanza. Estoy desahuciada entre una encrucijada mental de alta exigencia, de necesitar compañía, de soñar con el amor, de ser altamente caprichosa, y frente a la imposibilidad, la inexistencia de lo que quiero, crearlo en mi cabeza, disfrazar la realidad, creerte para mí, escuchar la mitad de las boludeces que decís.
Tengo algunos inconvenientes, no lo voy a negar. La misma exigencia que tengo para conmigo, extrema y nociva, que me busca perfecta y se muere de tristeza con lo que encuentra, la tengo hacia el resto, y me veo baja, pequeña, de un par de pulgadas y sin embargo vengo de un planeta diferente... de gigantes.
Sigo buscando, con vos sigo intentando, pero no puedo reprimir mis besos si te tengo tan lejos. No puedo devorarme la ausencia de mi alma y de la tuya, ya es demasiado con una sola falta. Puedo enamorarme de un engaño, en efecto te extraño, pero de vez en cuando duele sostenerlo, y ya no se si quiero pagar el precio de una mentira a tus ojos, que pese a dañarme constantemente no parecieran querer lastimarme.
Mentirnos.. por calor o compañía, pagarle con mentiras a un testigo para que presencie nuestras vidas y pueda dar testimonio de la existencia de aquel período que compartimos. Una farsa, una necesidad honda y corrosiva que nos abruma hasta la desesperación de reclamar cariño.
Lamentablemente creo que se adelantó la fecha de vencimiento que me grabaste en los labios con ese primer beso... Sabemos que siempre duele más la mentira, como para continuar alargando esta hipocresía.
Por el momento pretendo continuar sola esta odisea de encontrar una verdad que me valga tanto dolor que me dio la vida.

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