"Los hechos y/o personajes del siguiente Blog son ficticios, cualquier similitud con mi vida personal es pura coincidencia."



martes, 28 de diciembre de 2010

A Christmas gift.

Se relamió los labios pensando en sus besos, y comenzó a retorcerse entre el calor de las sábanas sabiendo que en ese mismo instante él la estaba pensando.  Revivió aquella noche en su cabeza, despacio, paso a paso reanimando la excitación frente el recuerdo de ese animal salvaje que la sometía con violencia serena. Era ese juego extremo alternando los polos de lo dulce y lo agresivo, entre la fuerza con que esas manos sujetaban sus caderas y la suavidad con la que las deslizaba hacia abajo. Y sus ojos, que jamás cerraba, que mantenía alerta para no perderse ningún detalle de esa cacería perfecta. La escuchaba suplicar y sólo sonreía y continuaba sosegadamente. La arrimaba hasta el límite repetidas veces, deleitándose con sus gritos de súplica y deteniéndose en un golpe abrupto... desquiciándola.

El celular vibró dentro del bolsillo delantero de sus jeans, arrancándola de la real fantasía que había tenido lugar dos noches atrás. Ni siquiera necesitó ver el mensaje para saber que era él y que la invitación a revolver el pasado estaba hecha. 
Sonrió sin proponérselo, al desnudo ante una sensación que atravesaba su armadura cutánea.
Recordó esos ojos orgullosos, seguros de haber encontrado lo que hace tiempo buscaban, que escrutaban su figura con calma absoluta desde sus delgados tobillos hasta cada rincón de su cuerpo, embelleciéndola al admirarla con tanta fascinación. Cuando la imagen de esos ojos volvía a su cabeza, las ganas de volver a verlo se echaban hacia atrás. Y su éxtasis se entumecía con una oleada de temor.
En tan sólo una semana estaría fuera del alcance de su vida para siempre. Tenían en sus manos una única noche, para conocerse y sólo así.. descartar la magia por ilusionismo, o arriesgarse a quedar aun más maravillada. Sufrir con el ‘quehubierasidosí’ o enfrentarse a buscar la posibilidad de que fuera uno más, con un feroz, eufórico y romántico disfraz.

El celular volvió a vibrar.. la insistencia le devolvió la excitación. Y cegada por el calor y el recuerdo que la invadía de nuevo, decidió arriesgarse. Una última vez, se permitió. Después de todo, era una magnífica oportunidad para volver a alimentar sus fantasías, devolverle la actividad de análisis a su cabeza,  y obsesionarse con esa sensación de querer algo que se nos vuelve imposible.
Él era imposible, y sin saberlo, ingenua, esa era la única razón que la entretenía y la mantenida asida a él.

Tomo el celular disponiéndose a confirmar el encuentro para la noche del miércoles.
Desplegó el teclado y presionó la tecla verde frente a la advertencia de los dos mensajes nuevos: el primero era de algún amor viejo, oxidado y hace tiempo olvidado; el segundo, con el mismo impacto de mala sorpresa, era de un intento inconcreto y fallido de amor inmaduro. No había rastros de él.
Entonces giró hacia un costado de su cuerpo, con la almohada ubicada entre el hueco de su mentón y sus pechos, y algo en sí le dijo que el miércoles ya estaba pactado implícitamente, y que ahora, frente a su indiferencia, las probabilidades de desmaravillarse se reducían a ninguna.
Y se durmió con una sonrisa, sabiendo que en ese mismo instante él continuaba pensándola.

1 comentario:

Anónimo dijo...
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