Mi cabeza pronostica que los próximos quince días van a ser imposibles. Me espera un torbellino de malas noticias, trabas inmensas y el cruce de un abismo por el cual sin dudas voy a terminar cayendo y necesito prepararme para resistir el impacto. No tengo miedo, soy diferente y la mayoría de las cosas me resbalan, pero estoy equivocándome, y verme a mi misma me defrauda.
Es verdad, abuso extremadamente de mis dieciocho años, como muy pocos a mi edad soy conciente del valor que representan estas dos cifras. Que abuso de poder decir chau a quien y cuantas veces quiera, que cierro la puertas que se me antojen porque se que con sólo dar media vuelta se me abren docenas y docenas.
Digo chau y se terminó el problema, dícese que me escapo, yo la verdad lo tomo a modo de evitar enroscarme en algo que no vale la pena. Exprimo al máximo el poder de la juventud, disfruto derrochando el tiempo y me aprovecho de la ventaja que le llevo al resto.
Juego a aislarme, a desaparecer, a un día decir hoy me quedo en casa, renuncio, dejo pasar el parcial, le saco la batería al celular, cierro las persianas y me dejo morir con el día. Me encanta, amo tener esa posibilidad, esa falta de responsabilidades, el saber que siempre hay forma de repararlo, que cuando quiera puedo terminar porque se que de inmediato automáticamente cuando se me den las ganas puedo empezar de nuevo.
Hacer y deshacer, me encanta, escribir y borrar. No soy nada, estoy eligiendo y me fascina.
Probar, probar, probar. Es mi acción preferida, no quiero aferrarme a una cosa sin antes haberlo probado todo. Hablo en todos los sentidos que puedan ocurrírseles.
Me da miedo la libertad, mejor dicho me da miedo cuando la libertad se posa en mis manos, y cuando soy dueña de hacer o no hacer lo que quiera, me da miedo que pueda elegir y me da miedo que la curiosidad pueda llegar a matarme, como dice el dicho sobre mí. Pero soy así, nada nunca jamás va a conformarme, es así, y muy triste si no disfrutara del camino, porque en el caso de las personas de mi estilo... nosotros nunca alcanzamos una meta, un objetivo, nada, porque la llegada siempre va estar a centímetros de donde estamos. Insaciable, inconformista no, ambicioso.
Y sí, yo creo y estoy convencidísima que en el lugar de dios, yo hubiera hecho un trabajo bastante superior a la hora de esquematizar la vida.
La vida no alcanza, no me satisface, no me es suficiente, y estoy segura que no debo ser la única. Hay un problema, o es ella, o es uno de los porotos que la conforman: yo. Y definitivamente debo de ser yo, entonces... háganme un favor y sáquenme del sistema, porque simplemente no funciono de esta manera.
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