"Los hechos y/o personajes del siguiente Blog son ficticios, cualquier similitud con mi vida personal es pura coincidencia."



lunes, 11 de octubre de 2010

Honestidad Brutal

Hubiera sido más fácil si al momento de responder las preguntas en el psicotécnico acerca de mi personalidad y mi vida, hubiese hecho alusión a mis etapas depresivas, mi intento de suicidio, mis visión distorsionada de la realidad, mi autoestima inexistente, mi exigencia extrema, mi trastorno histriónico y mi tendencia a vivir al borde del límite y de vez en cuando tentarme demasiado y sobrepasarlo.
Sí, hubiera sido lo correcto, pero mi cabeza siempre está un paso más allá y en esta ocasión se adelantó a fabricarme una vida idílica, a dibujar sobre mí a una mujercita precoz y perspicaz, a disfrazar mi edad con algunos años más, a emanar entusiasmo y ganas de aprender, escuchar, implementar, empezar...
Eficaz, perfecta, responsable y puntual.
Tanto la psicóloga como yo, me creímos.

Como cualidad principal elegí la honestidad, juro que en ese momento me sentí la persona más transparente, sencilla y pura del universo. De vez en cuando y no entiendo cómo, los cadáveres de mi placard desaparecen, o se me olvidan, o nunca estuvieron. Y no se que pensar, pero la honestidad es una palabra muy amplia para mi comprensión, y la mentira es la llave capaz de abrir cualquier puerta y llevarme de la forma más rápida y sencilla a donde quiero llegar.
Hubiera sido lo correcto decirle que el laburo que me ofrecían me parecía una basura y el sueldo miserable, que en cuanto a su pregunta del jefe ideal, lo único que me interesaba era safar de un viejo pajero y en cuanto a mis expectativas dentro de la empresa.. confesarles que soy tan cambiante y me aburro tan rápido y fácil que cómo máximo me estiro a renunciar en enero.

Sería correcto también explayar la sinceridad a todos los aspectos de mi vida, y dejar el acostumbrado ‘todo bien’ cuando cualquier idiota casualmente te pregunta cómo andas.
Sería correcto decirles papa y mama que no pienso dejar de fumar, que por lo menos una vez a la semana me encanta tomar, que no salgo todos los días con el mismo fulanito que les vengo diciendo desde hace diez semanas atrás, y que paso menos noches de las que ustedes creen yendo a bailar.
Sería óptimo dejar de inventar excusas incoherentes cuando simplemente me aburro de alguien y ya no lo quiero ver más, o dejar de pedalear con los te llamo la próxima semana y la próxima, y la próxima no llega nunca más. Sería genial decirle que me rompe las pelotas que esté con media docena de minas más, y que me importa tres carajos que yo sea igual, debería poder sincerarme y reconocer que aunque le escape al menos alguien me importa un poco más que los demás.

Debería, tendría... tan lejos estoy de la honestidad, y yo que me creo alérgica a la mentira, que le escapo a las corridas, y juzgo a quienes son en mayor medida, pero en definitiva, como yo.
Es tan fácil volver cierto un engaño, hacer una realidad paralela y volverla principal, es tan fácil creerme y olvidar.
Hay secretos de mi vida que no comparto ni conmigo misma. Secretos que nunca existieron y me es imposible recordar. Se vuelve muy sencillo alcanzar la pura honestidad, cuando somos nosotros mismos quienes juzgamos lo que es mentira y lo que es verdad.

1 comentario:

Mauro dijo...

Grata sorpresa me he llevado al encontrar estos textos, al punto tal de que me resulta casi necesario que algún día vayamos a tomar algo. Un beso.
Mauro, tu compañero de Derecho.