Rolón dice que es más fuerte el que tiene mayor capacidad para enfrentar la frustración.
Asique de eso se trata todo, de que estoy estancada porque tengo miedo de ser menos de lo que espero. Simple, sencillo. Y por no ser tan buena, prefiero directamente no ser nada. Que conclusiones pelotudas que saca mi cerebro sin consultarme.
Para que no me llamen o me elijan para un trabajo, directamente no busco, para no aprobar directamente no estudio, ¿curso de invierno? ¿Para qué? Olvidate. Para que él no me devuelva el te quiero que estoy esperando, directamente ni le digo que me interesa. Para que mi viejo me diga que no, ya ni le pregunto.
Siempre presumo, y lógicamente lo que presumo pasa. No porque pasaría sino porque yo en efecto codifico la situación para obtener esos resultados.
Imaginate usar el mismo método pero en el sentido contrario… positivo. ¿Pensar algo y que pase, parece loco no? ¿imposible? Pero si es, sin ir más lejos lo que me está pasando ahora. Escribo cada día de mi vida el día anterior. No soy vidente, yo hago mis días y yo me esfuerzo para que terminen siendo una cagada.
¿Sabes qué pasa? La vida es tan fácil, y nosotros estamos tan castigados, que pensamos que no puede ser cierto, que debe haber una falla en algún lado, una trampa.
No. No entendemos nada, no entiendo nada.
Es un juego de ajedrez, pensar antes de mover, hacer una estrategia para llegar, para ganar, para lo que sea, en vez de pensar cómo perder.
Igual ojo, es buenísimo verme escribiendo esto a la luz del monitor en la madrugada. Me felicito. Cambie un par de cosas, que cuando las tenga más sólidas las voy a exprimir para regocijarme un poco en mi orgullo.
Vamos caminando, ¿qué son diecinueve pasos? El envión para todos los que faltan.
Tengo una sola cosa, y con eso me sobra: las ganas. Hay gente que tiene todas las demás, pero le falta esa, las ganas de todo lo que hace bien.
Caminar por los pasillos de la facultad sintiéndome parte, cruzar el puentecito y ver a un lado las luces rojas y al otro las blancas, bailar en una mesa y tirar un champagne, anonar la conciencia, salir a fumar con mi bebe, saludar al camionero que te toca bocina, correr hasta que me duela respirar, tostar pan y comerlo con la mermelada de manzana y nueces de mama, intentar dormir y fallar porque siempre hay alguien lastimándome el corazón y robándome el sueño, cambiarlo por uno, por otro, por tres mil millones, proponerme cada día algo nuevo, hacerlo, abandonarlo, intentarlo u olvidarlo, comerme los bordecitos de las pizzas, escuchar a Alejandra, putear y denigrar por msn a los boludos NN que me agregan, permitirme el mal humor, abrazar a los cinco minutos de conocer a alguien, cantar a todo pulmón ‘What the hell?’ de Avril Lavigne, acostarme y abrazar a Roma, y a mitad de la noche sentir las puntadas de sus patas inflexibles y esa reacción enferma de tirarlo de la cama.
Mi histeria, mi energía, mi inteligencia, la crudeza de mis emociones.
Padecí y quizás padeceré de depresión muchos años, pero dios sabe lo agradecida que estoy de poder sentir tanto, al extremo. Amar sin límites, sufrir hasta lo que es posiblemente humano. Disfrutar de un tema de vocal trance, apasionarme por la escritura, poder amar las ideas de un autor, erizar la piel con el frío hasta sentirlo… sentir el frío ¿me entienden? no sufrirlo. Sentir el calor, entenderlo, encontrar un perfume, resucitar un recuerdo, extraer imágenes perennes de la película diaria de mi vida.
Hay tanta belleza desnuda, y nosotros nos mantenemos cubiertos.
Desvergonzarse, vivir sin miedo, elevar ese dos por ciento que soy hoy. Soy tan poco, hay tanto que quisiera gritar, decir, demostrar, tantas ganas guardo adentro mío de ser lo que nunca me permití. Sí, tanta grandeza escondo… escondemos la gran mayoría.
¿De que la ocultamos? Nadie puede estropearnos, nadie puede degradarnos. Son nuestros ojos, a través de los cuales nos ve el mundo, abramos las alas, ¿volamos?
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