Estaba felizmente (primer mentira) escribiendo boludeces de la vida, y de pronto llegó ese motivo que estaba necesitando para justificar lo mal que me sentía. Empiezo a pensar que mis sentimientos tal vez tengan cierto don o premoniciones que les permitan advertir cuando algo va andar mal, entonces ya se ponen tristes o contentas de antemano (segunda mentira).
Si yo ahora mismo me sacara el pijama, que lo tengo pegado al cuerpo desde anoche, me sacara las hebillitas que están simplemente para hacer un poquito más presentable mi desdicha, me sacara la tanga, cola less, cultote o lo que hoy tenga puesto, y por último me arrancara la piel... acomodaría todo enfrente mío, lo rearmaría, le daría forma, lo rellenaría con aire que no difiere demasiado de mi alma vacía, y entonces lo (me) contemplaría desde un tercer plano... definitivamente opinaría de igual manera a todos los demás, claro está. Dicho en palabras crudas y en el lenguaje más directo: Semejante boluda, nena mimada de papá y mamá, de vida idílica, que cuando amanece con el antojo de que el día esté soleado, y los rayos de sol trágicamente se encuentras interceptados y obstruidos por la presencia de material nebuloso en la atmósfera, revoluciona cielo y tierra, y se siente víctima de una conspiración universal contra su persona.
Exacto, en otra piel y siendo insensible al nivel de la mayoría sentiría lo mismo que ustedes, y me juzgaría de estúpida, susceptible, caprichosa y exageradora (estando efectivamente todos los adjetivos muy bien colocados). Es fácil juzgar, es fácil mover las piernas e imaginar cómo sería no poder hacerlo. Las conjeturas son gratis, y eso es lo más divertido y lo que más nos incita a crearlas. Es facilísimo, y me da pena que vivan (y me excluyo con causa) haciéndolo.
¿Para que perder tiempo en desmentirlo?
Si mi vida es perfecta, mis días son todos soleados, yo soy preciosa y la gente no puede evitar amarme. ¡Que sencillo me resulta! envidien con causa, porque hay motivos...
Pero cada tanto se me salta sin previo aviso el esmalte de la uña del dedo anular, ¿viste? Y entonces de repente el discurso de la presidenta K. me corta la novela de la tarde, y cuando voy a la alacena a buscar mi té de frutos del bosque me doy cuenta que no hay más y voy a tener que conformarme con el té verde o el de manzanilla... Y mi vida que era perfecta hace un segundo se me desploma, y me quiero LITERALMENTE matar.
¡¡¿Que catombe no?!!
¿Tiene sentido? Imaginen si fuera cierto... Si no habría sarcasmo en la mitad de las cosas que digo. Imagínenlo, y sigan juzgando que con el diario del lunes abajo del brazo TODOS somos capos.
Me voy a mi perfecta vida, a buscarle la quinta pata al gato y el pelo al huevo, y si no hay pata encontraré una cola, y si no hay pelo habrá una pelusa...
Cuánto es verdad y cuánto mentira no lo se.
Pero en esta piel, en este pijama, en esta bombacha y con estas hebillitas, la vida no es tan sencilla como parece.
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