Dejé el café, lo sustituí por el té. Ahora pretendo dejar la comida, para sustituirla por la nicotina. Cuando estaba por empezar a escribir, sentada con la taza térmica de té verde en la mano, me tenté por tipear: ‘esta mañana me descubro enferma otra vez’ y quizás incluso iba a adornar la frase agregándole comentarios mórbidos sobre como se extraña el vacío y esa sensación de autoconsumirte desde adentro.
Y entonces me detuve frente a la invitación del teclado de plasmar mis pensamientos, y vi todo un poco más claro. Ahora se que no estoy enferma, sino que necesito con urgencia enfermarme para curarme.
Por primera vez intenté durante los meses pasados buscarle solución a este rollo mental por vías correctas, del modo indicado y sano. No sólo no lo solucioné sino que lo agravé. Soy extremista ¿cierto? Exagerada en un ciento por ciento y vivo constantemente al límite. Con esa breve descripción se explican los resultados.
Ahora estoy desesperada, frustrada y obsesionada con los numeritos, con una aguja rojo brillante que dicta la sentencia de mi tortura.
Muchas, muchas veces pensé en acostumbrarme a que toda mi vida sería de esta forma, a que la vida por siempre me va a dominar y va a moldearme a su antojo, y si no me gusta, si me rebelo o intento frenarla, me va arrastrar, a revolcar y sólo conseguiría agravar mi miseria con la resistencia.
Y basta que se te cruce un pelotudo feliz de la vida, para replanteártelo y entender que todos podemos y que en mi caso de seguro debe de ser mucho más fácil, siendo mi aspiración tan humilde. Pero tengo ese pequeño problemita, lo paulatino me aburre, la constancia no está en mi diccionario, y necesito ‘urgente’, ‘ya’, ‘abruto’y termino por alargarlo aún más de lo que hubiera tomado hacerlo del modo relativamente ‘correcto’.
Pero me niego, y ahora puedo decir con libre conciencia de que lo intenté y fallé.
Vuelvo a mis andanzas, vuelvo a hacerlo como se me antoja y me resulta más fácil, y no me preocupa el alto precio que pague a cambio.
Me negué a volver por meses, incluso casi logré mantenerme distante durante un año, pero hoy estoy devuelta, más enterrada y más segura que nunca. Con otro fin, con el equivocado, con el que definitivamente no está detrás de todo esto. Antes quería morirme, y pasito a pasito lo iba logrando, ahora quiero ser feliz, y mi cabeza averiada me dice que vaya por el mismo camino ¿Cómo mierda es posible?
Quizás después de todo yo no sea tan idiota, y todavía quiera de vez en cuando castigarme un poco, y lo disfrace con la excusa perfecta de querer mejorar.
Me siento peor que nunca cuando paradójicamente esta sea tal vez la etapa de mi vida en la que cuento con más salud física, y mental principalmente.
Hasta ahora fue el mejor año de mi vida, desde los trece años, o sea desde que tengo ligeramente desarrollado el raciocinio jaja (excluyendo a enero que incongruentemente fue el peor mes de mi vida). Y lo peor es que es cierto, y que si alguien lo analizara no encontraría ningún otro logro que no sea las tres materias metidas de la facu, y mi pelo que creció dos coma cinco centímetros. Triste, frustrante más que nada.
Así que expuesto el panorama, propongo un trato, conmigo misma, o con esa parte de mí que siente culpa, miedo y me discute diciéndome que así como estoy puede sentirse bien y ser feliz... dicho en otras palabras mi parte utópica y más mogólica,
Propongo un plazo a mi manera, breve lapso regido por mis propias reglas, o justamente porque no rija ninguna de ellas. Si fallo.. me resigno finalmente a hacer las cosas como es debido y del modo correcto, aburrido e imposible. Pero si consigo al menos lograr sentirme por un efímero instante lejos de todo, siendo yo misma, liviana de problemas, orgullosa y principalmente contenta y capaz, Entonces me sigas o vuelvas a lo que hoy sos, habrán valido la pena las lágrimas que desde ahora te anticipo, las ganas de desaparecer, y los días eternos que vas a pasar aislada mordiendo las frazadas, preguntándote porqué elegiste querer padecer esto. okayy?
Good luck :)
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