Como ver al vecino, a la maestra de tercer grado de primaria, a mi tío lejano que a penas me acuerdo el nombre... así fue verlo a él, irrelevante, intrascendente. Como hablarle a ese chico que tanto tiempo nos gusto en secreto y desilucionarse luego de las tres primeras palabras.
Lo idealicé en el recuerdo, lo exageré.
Necesité casí veinte horas completas para convencerme de que había una real conexión entre quien añoraba en mi cabeza y quien vestía su cuerpo.
Tanto tiempo escribiendo al pedo. Enamorada de algo que nunca fue, que en efecto no existe.
Me equivoqué, me liberé.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario