"Los hechos y/o personajes del siguiente Blog son ficticios, cualquier similitud con mi vida personal es pura coincidencia."



lunes, 28 de noviembre de 2011



Hay muchas formas de decir compañía: alcohol, drogas, tabaco y prostitución, y hay otras tantas para referirse a la soledad: un buen libro, un mate lavado y frío, una novela en la televisión.
Será que casi siempre terminan siendo lo mismo, que una no mata a la otra, que la compañía jamás será gratuita porque siempre tiene de por medio un interés, el asesino a sueldo para matar la soledad.

lunes, 21 de noviembre de 2011

Yo no quiero volverme tan normal.

Aspiró con desdén la última pitada de ese vicio que la mantenía cautivada. No era ella la adicta, sino su soledad quien lo inhalaba. ¿Por qué cuando estamos abandonados tendemos a aferrarnos a cosas o a personas nocivas? Como si la soledad no fuera en sí ya demasiado destructiva para nuestra vida.
No obstante, esta sea quizás la época más feliz de su vida.
No tenía a nadie, sí, su mano ahuecaba el vacío, sus sábanas a su almohada y sus sueños se dormían cuando ella despertaba.
El amor podía estar tan dividido, podía tener tantos significados erróneos y acertados. La soledad podía agobiarla en numerosos sentidos, pero jamás en el físico.
Ya no escribía, ya no era distinta. A la hora de responder ¿quién soy? Había una carrera, un trabajo esperando y luego algo sobre estilos de música, novelas románticas y un listado importante con los sitios públicos que frecuentaba.
Era la foto del sábado, el reloj que había ganado y los secretos de madrugada que se llevaba a la cama. Llovía agua y el verano traía consigo calor. No había altura para el cielo, era todo tan exacto a como lo vemos. Y entonces, cada persona en la tierra podía ser capaz de compartir toda su vida a su lado. No había selectos, ni especiales, ni gustos ni particularidades.
Cerró los ojos. Buscó esa estrella que alguna vez le había robado al cielo para tener a dónde huir cuando ya no hubiera más espacio sobre el suelo, y recordó ese deseo inmaduro, de algún día poder ser como el resto.
No cabían dudas, sus lágrimas ahora se mezclaban y perdían entre las gotas de la lluvia, y ella hacía lo mismo, se ahogaba entre el gentío del ancho y vulgar mundo…
Ahora puede ser normal. Ahora las preocupaciones son fácticas, los sentimientos materiales, las expresiones taxativas, ja. Todo se volvía tan descriptivo, tan fácil de traducir. Era lo que mostraba y allí terminaba su ser, el límite se fijaba en los ojos del resto, moría en cada pupila como piel, ropa holgada y tintura rubia.
Esto era lo que siempre quiso, felicidad de la barata, sonrisas de cotillón, alegrías de una noche y mentiras diarias para el corazón.
Vivía sin enterarse que sobrevivir era la cuestión. Pareciera que los años se fuesen tejiendo cuando en realidad estaríamos consumiéndolos. Una pantalla de ficción: la misma realidad.
“Lo que siempre quiso…” le cayó la ficha y sonrió. Prendió otro cigarrillo y le pidió perdón a Dios.
El precio de la felicidad fue perder su locura y convertirse en un número más.

viernes, 11 de noviembre de 2011

Yo no quiero vestirme de rojo...

Por días como hoy, que se repiten mucho a lo largo de un mes, o de una semana. Por días como estos, por tanto atascado en la garganta, por tantas palabras rezagadas... es que este lunes va a ser este lunes.
Me volví a caer, perdón, me volví a equivocar, volví a confiar.

No quiero aprender. La vida me enseña una y otra vez, y no se por cuánto tiempo más voy a poder negarme a aprender... sinceramente no quiero ser una hija de puta más, pero entonces por momentos la vida no te deja otra opción, es mezclarte con el resto o padecer.

martes, 8 de noviembre de 2011

Can we disappear?

Las mejores y las peores decisiones se toman a las seis de la mañana.
Me desperté, como si fuera otoño en el enero del dos mil diez. Sentí las costillas de plomo, los pulmones inflexibles, quise abrir los ojos para despertar y resultó que me encontré con que la pesadilla era la misma realidad.
Hoy fue una de esas mañanas, donde el ‘no puedo más’ les juro que es literal. Siento que estoy al extremo, que estoy a punto de elegir no seguir, entonces acepto hacer cualquier cosa con tal de retenerme un tiempo más.
Hoy renuncié una vez más, y desaparecí. No avisé, me fugué, como suelo hacer siempre frente a las situaciones que se tornan difíciles e inmanejables. O soy muy débil o soy muy fuerte. No es fácil dejar ni huir, a veces, aunque vaya en contra de la mayoría de las frases trilladas, es más difícil huir que hacerle frente a los problemas... porque algunos problemas no fueron pensados para resolverse, sino para marcarnos el camino.
Mi único fundamento es la reiterada sensación de saber que no estoy pisando en el lugar correcto.

lunes, 7 de noviembre de 2011

Nunca digas nunca... porque entonces dirás nunca.

Las relaciones se miden con confianza. Cuanto mayor sea la confianza mayor será la cercanía entre las personas y más resistente será el lazo que los une.
A medida que pasan ciertas cosas, a menudo cuando uno va creciendo, los silencios se tornan inevitables. Y los secretos nos alejan sin notarlo de las personas que amamos, volviéndonos extraños, llenando nuestra cabeza con murmullos que preferimos fermentar dentro antes de dejar que mueran en nuestros labios.
Creí que iba a ser capaz de vivir con eso, con tantos silencios, que dentro mío suenan como gritos con un incesante eco, retumbando una y otra vez en mi sien. Creí que pese a estar alejandome de las personas, de alguna manera podía engañarlas y convencerlas de que seguían tan cerca de mí como siempre... Creí que podría aprender a usar diferentes caretas, y no sentir culpa por ello.
Pero llegó un día en el que ya no pude siquiera confiarme a mi misma mis propios secretos, y necesité colmar mi conciencia de silencio. Llegó una noche en la que ya no pude vencer al insomnio y me volví presa de mis pensamientos. Pensamientos de momentos que murieron y sin embargo en mi cabeza resucitan a diario.
Hay ciertas cosas que una persona, una mujer, no debería contarse ni siquiera a ella misma, lo se, por eso guardé silencio, me volví una extraña, compré cinco gramos de amnesia, y fue entonces cuando supe que ya no había posibilidades de tomar el camino de regreso.
Este es el momento, esta es la línea que las personas cruzan cuando piensan que ya no hay redención, que algunas marcas ya no se borran, y lo que es peor, que estamos obligados a ser y hacer así por siempre. Esta es la parte del maldito camino, donde uno cae en las arenas movedizas y no hace más que resistirse y continuar hundiéndose. Donde ingenuamente pensamos que ya está hecho, entonces lo completamos, nos resignamos. Esta es la justificación de por qué basta con mentir una sola vez para hacerlo por siempre, y no dos, como algunos ingenuos y crédulos dicen.
Aca mueren las personas, y su futuro, o los planes que algunas vez imaginaron para sí. Cuando creemos que el destino nos quita las riendas para llevarnos por su camino, y aun somos nosotros quienes nos dirigimos.
Es como una fuerza de atracción que te lleva, te convence, te aletarga en extender tu presente para siempre, estancándote. 'Así seré por siempre', así o peor, esa es la opción.



Perdí el sentido que le encontraba a escribir en este blog, ya no soy yo quien escribe, estoy mintiendo.

martes, 1 de noviembre de 2011

¿Dónde está mi Rango?

Como ver al vecino, a la maestra de tercer grado de primaria, a mi tío lejano que a penas me acuerdo el nombre... así fue verlo a él, irrelevante, intrascendente. Como hablarle a ese chico que tanto tiempo nos gusto en secreto y desilucionarse luego de las tres primeras palabras.
Lo idealicé en el recuerdo, lo exageré.
Necesité casí veinte horas completas para convencerme de que había una real conexión entre quien añoraba en mi cabeza y quien vestía su cuerpo.
Tanto tiempo escribiendo al pedo. Enamorada de algo que nunca fue, que en efecto no existe.
Me equivoqué, me liberé.