Llegará, posterior a reiterados avisos, el día en que se me haya vuelto imposible mirarte a los ojos fijo. O aún peor, temo en que llegue el día en que aprenda a mirarlos sin sentir culpa por lo que oculten mis pupilas.
El sacrificio que pago por estar al lado tuyo, es ni más ni menos que mi dignidad misma, el precio de mi moral son tus labios, mi conciencia tranquila es lo que invierto a cambio de tenerte conmigo al menos por algún tiempo.
Pasa la vida comprimida en nuestros días y cada vez te veo más reflejado en mí. Estas convirtiéndome en eso que sos, estoy aprendiendo desesperada a como callar el inconsciente, a cómo creer mis mentiras y convencer al mundo de que compartimos la realidad que yo prefiera. A poder dormir profundamente aun sabiendo que hay una pila de muertos viviendo en mi placard, murmullos constantes de un pasado que de alguna manera (me asegurás) que es posible ignorar.
En definitiva, aprender a ser lo que muestro, lo que aparento y no lo que realmente soy. Tener el dominio de nuestra memoria... Implicitamente esas fueron tus pautas. ¿Se puede?
Es tan ficticia tu sonrisa, tan pobre tu felicidad... y voy rumbo a eso, a compratir una vida de miseria, a convencerme de que los únicos que juzgan son los terceros, y que si de alguna manera lograra engañarlos y despitarlos, entonces definitivamente alcanzaría a eximirme de la carga en mis hombros. ¿A quien intentamos engañar? No se si hay alguien que pueda vernos o no, pero nuestra cabeza no olvida, nuestro corazon no cicatriza, y lo que hicimos vive latente adentro nuestro, ¿hasta la tumba? Seguro, e incluso si hay un después, consto que nos va a acompañar hasta donde no se termine. Somos los únicos verdugos en nuestra vida, los únicos jueces, cada quien es el único de sancionarse a sí mismo.
Y aca me ves, arrepentida de actuar como quien no soy, de grabarme cicatrices en la conciencia que no merezco, y sólo por vos, por torturarte en silencio, lastimarte en secreto, sin la necesidad de que sepas que mi amor de alguna manera (al menos en nombre de la venganza) también lastima, y sabe muchísimo más el dolor cuando no te enterás.
Porque me sentía muy estúpida al recibir tus golpes con la cabeza gacha, y porque se, creeme que lo se, que después de tanto tiempo de llevar el papel de la inocencia, después de que te lo hayas creido (y te juro que hasta esta noche fue verdadero), dolerá muchísimo más el impacto, el desconcierto frente a la sorpresa de que aun enamorada, quizás entiendas que desde hace un tiempo ya no te quería.
Que quizás detrás de esas lágrimas (siempre puras), exista un ser que al igual que vos sepa lastimar, y que en honor al amor que sentió, se tome la tarea de hacer un trabajo fino y prolijo, con tal de hacerte entender lo que sufrió.
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