Resulta que economía me tiene harta, que me levanté seis horas más tarde de lo acordado, que me tienta romper las promesas, que en una semana quiero ser feliz y es algo muy factible. Resulta que quiero salir, bailar, enamorarme, viajar en tren y encontrarte. Me tomé un café y me cambió la vida, la percepción, concentración y me abrió el apetito para desayunarme las cuatrocientas páginas del libro. Anoche el peor sábado de mi vida, también el más sano, hoy el primer domingo que no amanezco arrepintiéndome por nada... se siente bien dormir liviana. La cabeza despejada, y con una fe inmensa que moviendo montañas me va a hacer aprobar lo improbable. Y de la misma manera el próximo domingo cuando me detenga a releer estos párrafos no voy a entender de lo que hablaba, de la cantidad de miedos infundados, de la preocupación que aunque muy poca, bastante molesta. Desconociéndome sin darme cuenta. Entusiasmada, ilusionada de realidades. ¿Me faltaba querer no? Bueno, ahora quiero. Sólo resta mantenerme constante el tiempo que quede. Me espera algo, este es el principio de un bellísimo cambio.
"Los hechos y/o personajes del siguiente Blog son ficticios, cualquier similitud con mi vida personal es pura coincidencia."
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